Sólo un esfuerzo desde el sitio correcto puede traer satisfacción permanente. Solemos vivir insatisfechos, cansados de hacer esfuerzos por conseguir metas, a menudo aprendidas o impuestas por otros.
La semana pasada hemos hecho una lista de todo aquello que nos cuesta hacer. Vamos a seguir en esta línea. El esfuerzo, según el lugar desde donde lo haces, puede tener un resultado estéril o, por lo contrario, traer satisfacción inmediata. Cuando hablo de resultado(*), no estoy refiriéndome al resultado de una determinada acción, sino a como te sientes a continuación. A veces conseguimos el resultado deseado, pero seguimos sintiéndonos cansados y energéticamente desnutridos(**). Otras veces, aunque no hayamos conseguido el resultado deseado, nos sentimos bien; porque la satisfacción no siempre viene de la consecuencia práctica de una acción, sino de sentirse uno bien con su propia conciencia. Es aquello de decir: “he hecho lo que he podido”. Este es el termómetro que podemos usar para determinar si una acción es realmente adecuada a nuestro Ser: estoy haciendo aquello que siento que debo hacer.
Por lo contrario, si nuestra acción viene de un lugar inadecuado, por ejemplo, de una necesidad de éxito para ser reconocido y admirado y para probar a los demás y a si mismo que vales y eres capaz, no siempre el éxito trae satisfacción. Es el caso de la persona persigue una meta tras otra. Quiero un coche mejor, lo logro y durante unos días estoy contenta. Pero ahora quiero una casa mejor, lo logro y durante unos días estoy satisfecha. Ahora quiero un puesto de trabajo mejor. Peleo por ello y lo logro. Al cabo de un tiempo veo que esto tampoco es suficiente, y ahora quiero más. O quiero una relación que corresponda más a mis ideales, o que mi familia o amigos sean de una determinada manera.
En fin: una meta tras otra, un logro tras otro, pero lo único continuo es la insatisfacción… Ni pensemos en el caso de que no se logre la meta añorada: frustración, auto-estima(***) baja, sensación de no valer, no servir, no merecer… Este es un caso típico cuando en la infancia el niño recibía atención por sus logros. Al crecer, este niño considera que necesita mostrar que es capaz para sentirse querido. Me recuerda el caso de un hombre de negocios que había dedicado sus esfuerzos, su tiempo y toda su indudable capacidad a sus logros profesionales. Realmente alcanzaba meta tras meta, pero su estado de animo era cada vez peor. A un éxito le seguía inmediatamente una meta más difícil y complicada. Cuando lograba lo que quería, a costa de gran esfuerzo y dedicación, ya aparecía el siguiente desafío. Mirando su infancia, vimos que por mejores notas que trajera del colegio, a su padre jamás le parecía suficiente: aunque todo eran sobresalientes, un notable le parecía poco, y un bien una afrenta. Por lo tanto, este hombre, a pesar de su posición, envidiada por tantos, seguía tratando de satisfacer a su padre, incapaz de dar por buenos sus propios logros y de disfrutar realmente de su esfuerzo.
Mira ahora tu lista de “Esfuerzos”. Mira cuál es tu motivación para cada una de estas acciones. Escoge aquellas que realmente correspondan a tu anhelo y trata de encontrar un medio para realizarlas y sentirte satisfecho al tiempo. No es dejar de hacer esfuerzo, sino recibir del esfuerzo una gratificación en el mismo acto. Esta es la llave. Es el caso del hombre que tenia que cortar el césped de su casa y se aburría soberanamente. Hasta que decidió ir haciendo dibujos en el césped, mientras pasaba la máquina… y lo que antes era un esfuerzo árido pasó a ser una diversión. Mira qué dibujos puedes hacer en tu lista de esfuerzos…
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(*)Resultado – Una de las llaves para el desarrollo humano está justamente en “soltar el resultado”. Solemos vivir pendientes del resultado práctico de las cosas, de lo que creemos que conviene desde un contexto menor, de poca perspectiva. Muchas veces no es el resultado que deseamos el que conviene, y sólo somos capaces de verlo con el tiempo. De ahí la importancia de actuar según nuestro sentimiento y dejar que ocurra lo que conviene dentro del contexto mayor… Como el niño no sabe lo que mejor le conviene, ¡así suele ser también con nosotros!
(**)Energéticamente desnutrido – La sensación de estar “nutrido” no viene de la acción necesariamente. Muchas veces el NO actuar es justamente lo que nos va a nutrir, nos va a dejar con un sentimiento de cariño por uno mismo. Muchas personas siguen lo que es socialmente correcto, lo que se espera de ellos, sintiéndose sin embargo sin energía, resentidos y descontentos. La insatisfacción desgasta, cansa, es lo contrario de estar “nutrido”. Sintiendo si algo te nutre o desgasta, tienes un buen método para guiarte.
(***)Auto-estima – Cuando consigues seguir lo que te nutre y deja tranquilo y al tiempo no oponerte al sistema social que te circunda, habrás dado el primer paso para amarte y quererte. A veces seguir los que te viene bien está reñido con las expectativas que tienen los demás sobre ti. Hay que cortar el césped pero es un aburrimiento y prefieres leer… el hacerlo de forma creativa hará con que el esfuerzo deje de serlo. Y cada vez que lo logres, la vida pasará a ser más divertida y te gustarás un poquito más.