Nuestra vida emocional está gobernada por grabaciones. Son las responsables de las reacciones automáticas que brotan incontrolables desde nuestro interior cuando menos lo esperamos. Hacen con que nuestra vida emocional parezca funcionar por libre, independiente de nuestra voluntad.
La mayor parte del tiempo reaccionamos de la misma manera, y no siempre de la forma que deseamos. Como cuando tecleas una nota en el piano: siempre suena la misma nota. ¿Te acuerdas todas las veces que no quisiste sentir celos, pero no lo pudiste remediar? ¿Cuando reaccionaste con rabia, incapaz de pensar y actuar con claridad? ¿Cuando un gesto o una mirada, te hicieron sentir terriblemente solo/a, abandonado/a? Aún comprendiendo que no era para tanto, no has conseguido dejar de sentirte rechazado/a en lo más profundo de tu ser. Son tantos los ejemplos, ¿verdad? El primer paso para salir de esta cárcel emocional es tomar conciencia de que existen grabaciones y que ellas son las responsables precisamente de estas reacciones que no quieres.
Cambiar la información de una grabación
Ya fue dicho muchas veces que nuestra mente actúa como un ordenador. Es un ordenador potentísimo y hay que aprender sus reglas y su manejo, para poder usarlo y aprovechar todas sus posibilidades. De su buen funcionamiento depende la forma en que tomas todo aquello que te ocurre. Pero hay buenas noticias: felizmente puedes añadir información, borrar lo que ya no te vale y puedes cambiar los programas que quieras. Por otro lado, al igual que con un ordenador, si no cambias los datos de que dispone, siguirá actuando de la misma manera, por mucho tiempo que pase y por mucho que te muevas geograficamente. No hay forma de huir de tu propia mente. ¡Lo único que va cambiar su forma de actuar es cambiar la información de la que dispone!
Grabado en tu ordenador mental
Una grabación es una impresión fuerte que se grabó en tu “ordenador mental” como si de una orden de funcionamiento se tratase. Tu mente recoge la información a través de los sentidos y graba el conjunto de las impresiones que recibe en un momento puntual, importante para tu supervivencia o/y tu vida emocional. Entonces, almacena la información como un todo. Guarda lo visto, lo oído, lo tocado, el olor ambiente, el sabor de boca que sentiste, las emociones que brotaron. Todo esto es guardado como si de un archivo completo se tratase.
Luego, cuando en el mundo exterior surge un estímulo que contenga alguno de estos mismos ingredientes sensoriales, la información reaparece completa. Es como si buscaras en el “Google” un detalle de un documento, y aparece todo el documento. El sistema lo recrea con pelos y señales. Por lo tanto, cuando los sentidos detectan estímulos similares a lo que hay guardado en la memoria, se “reactiva” la grabación completa y reaparecen las mismas sensaciones que tuviste en el momento original. Cuando esto ocurre, vuelves a sentirte como si tuvieras 3 años, ó 5, ó 8, ó 12… la edad a la que corresponde la grabación.
Dos puntualizaciones importantes: la mayoría de nuestras grabaciones provienen de la infancia, por que los niños no tienen todavía un sistema de defensa organizada. De ahí las impresiones fuertes se graben con facilidad, ya desde la gestación. También es importante saber que las grabaciones no tienen criterios éticos, no hay grabaciones buenas o malas, constructivos o destructivos, simplemente hay respuestas automáticas.
Salida de una grabación
Igual que el elefante que pasó toda su infancia preso por una cuerda y no se da cuenta que ha crecido y que puede romperla fácilmente, tú también te olvidas de tus recursos cuando se activa una grabación. Las emociones te embargan de tal manera, que te sientes pequeño/a, frágil, débil y sin recursos, impotente. ¡Esto se puede remediar, simplemente introduciendo datos nuevos que sustituyan la vieja memoria grabada en tu ordenador mental!
Imagen de portada| Joel Robinson
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