Si cambiamos, experimentamos la vida en diferentes facetas, ángulos, sabores. Si nos quedamos estáticos, se muere la vida en nosotros, el bloqueo se instala, la vida se frena, la inercia nos embarga.
Al cambiar(*), estamos vivos, alerta. Puede que sintamos miedo o inseguridad, o lo hagamos a pesar de que nos provoque un conflicto interno, ya que una voz (que en realidad es de otros) nos dice: “Cuidado, es peligroso salir de las viejas estructuras.” Pero nos sentimos vivos aunque con temor. Si somos aventureros por naturaleza, estaremos encantados, a pesar del miedo, pues es divertido exponerse y aceptar el desafío. Cambiar = Vivir. La vida es continuo movimiento, en cada inspiración y expiración se están realizando cambios en nuestras células. Nada es estático, el movimiento está ocurriendo aunque nuestros limitados sentidos no nos dieran noticia de estos cambios.
Cuando nos resistimos al cambio, pasamos a vivir la muerte. Nuestra energía se desgasta en aguantar, retener, guardar, evitar por todos los medios el movimiento. No sobra energía para vivir, gozar, estar presente y consciente del movimiento. Esta situación estática nos da una pseudo-seguridad, pues se percibe como ausencia de peligro: conozco todo, domino todo, controlo todo. Para vivir la muerte, no hace falta que nuestro cuerpo físico desaparezca, ni siquiera que haya cambios exteriores en nuestra vida. La muerte es interior… Imaginemos que la energía que da vida a nuestro cuerpo funciona como un río, fluyendo valle abajo.
Este movimiento valle abajo representa un cambio continuo, ininterrupido, tal y como es la vida. Cuando se encuentra un obstáculo insalvable(**), el agua no vuelve hacia atrás, sino que escurre por donde puede, desbordándose y arrasando los campos vecinos. Lo mismo pasa en nuestro cuerpo. Cuando nuestra energía de vida se encuentra con un muro intransponible, no se anula, sino que inunda lo que la circunda, sobrecargándolo. Si esto ocurre en un órgano de nuestro cuerpo, esta sobrecarga energética acabará impidiendo que el órgano funcione adecuadamente. Y la energía que debería fluir hacia la siguiente zona, al llegar deficitaria, tampoco permitirá que el cuerpo funcione como debiera.
Si el bloqueo se queda instalada mucho tiempo, empezará a crear disfunciones. Todo ello nos separa de la salud y nos acerca a la enfermedad(***). ¿Porqué en determinado momento se presenta una enfermedad, y no antes? En el momento en que el cuerpo no dispone de recursos para paliar un desequilibrio energético, empieza a crear un síntoma visible. Lo que antes ocurría a nivel sutil pasa al cuerpo físico . El muro insalvable que bloquea y desvía nuestra energía, lo construye el pensamiento. El pensamiento da dirección a este río de energía, le cambia el cauce, le hace deslizarse suavemente por las orillas o le acelera provocando remolinos y cascadas. Lo que creemos determina la forma en que vivimos lo que nos pasa y la forma en que tomamos los acontecimientos de nuestra vida va determinar cómo corre nuestro río de energía vital. ¿Dónde está entonces la llave para que no ocurra la enfermedad? En mantener fluyendo la energía en el cuerpo sutil.
Puede que ahora pienses: “¿qué historia es esta? Nunca me hablaron de un cuerpo sutil”… Aunque no haga parte de las creencias generalizadas de nuestra sociedad occidental, el cuerpo sutil está, existe y se detecta de diferentes formas. De hecho, las enfermedades aparecen en este cuerpo energético mucho antes de presentarse físicamente. Y si conseguimos deshacer el bloqueo energético, no llegarán nunca a materializarse.
Nuestra lista de “aceptación imposible” es pues, un resumen de causas de bloqueo energético. Son los temas que rechazamos debido a creencias incuestionables para nosotros, ya que son al tiempo pilares de nuestro sistema de creencias y también la causa primera de nuestra dificultad de cambiar, de ensanchar nuestra consciencia y nuestro horizonte. Mira una a una las ideas que hacen inaceptables para ti la injusticia, la vida tal como es, las personas tal como son… Todas estas cosas las están mirando desde el pie de la montaña, no desde la cima. Para llegar arriba, es necesario comprender el mundo sutil. Seguiremos hablando de él en próximos post.
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Cambio(*) – ¿Qué es realmente un cambio? ¿Tenemos que vivir pendientes del cambio en nosotros mismos, las cosas, personas, situaciones? Una lucha sin fin… Cuando hablo de cambio no me refiero a esto. Me refiero a “dejar actuar la vida”. Que la gota de agua del río no quiera conducir todo el cauce de agua ni quiera frenarle ni desviarle. Cuando se acepta la vida y el esfuerzo se dirige a comprender lo que cada situación puede aportar, el cambio ya se ha producido. Me refiero al cambio en la forma de ver la vida y las cosas, un cambio en el pensamiento…
Obstáculo insalvable(**)– Visto el cambio desde este prisma, el obstáculo insalvable es el pensamiento que no admite discusión, el que no estás dispuesto ni siquiera a considerar, el que te hace perder los papeles, el incuestionable y dogmático… Aquél que es una barrera para tu desarrollo como ser humano y para tu capacidad de comprensión desde un lugar más amplio y consciente, un muro entre ti y el pensamiento eterno.
Enfermedad(***) – Dentro de las definiciones anteriores, la enfermedad representa el desequilibrio energético, no importa si por defecto (bloqueo, represión) o por exceso (compulsión). En el momento en que un pensamiento impide el libre paso de la energía, el desequilibrio se instala. Muchas veces la causa no es sólo personal, sino que responde al grupo familiar, a creencias familiares, a dogmas de clan. Muchas veces lo que representa el orgullo de la familia es lo que nos tiene prisioneros de determinadas formas de ser y de pensar. Otras veces son pensamientos aceptados por el grupo y la Humanidad, ¡lo que no significa que sean ciertos!
Me gustó mucho su punto de vista. Creo que es muy importante cambiar para mejorar como personas en el intento de ayudarnos a nosotros mismos como vencer a ansiedade, por ejemplo.